Internet es sinónimo de cantidad de información. Y es que, cada vez más los artistas, los periodistas, los escritores, los músicos y la gente de la calle decide compartir sus conocimientos con el resto del mundo y la mejor forma de hacerlo es a través de bitácoras, páginas web’s y foros. Sin embargo, el hecho de que esa información sea accesible para todos, no significa que sea propiedad de los que tenemos acceso a ellas. Es decir, todo lo que hay en Internet pertenece a su autor y no al que lo encuentra a través de su navegación.
Cada texto, cada imagen, cada canción tiene un dueño, alguien conocido o anónimo que ha preferido compartirlo con los demás. Pero los trabajos originales de todas estas personas quedan desprotegidos ante los posibles plagios y copias. Aquí se plantea una disyuntiva: ¿publicar y que tu obra sea conocida (Internet es el mejor medio para ello) u obtener beneficios por ella? Claro que la combinación de las dos es la mejor. Las tecnologías avanzan, y ya hay un sistema que permite colgar los trabajos en la Red y continuar resguardando la autoría, se trata de las licencias Creative Commons.
Son un sistema que permite al propio autor decidir qué condiciones quieren para proteger sus obras. Estas CC, como popularmente se conocen, permiten al dueño de la información decidir si se quieren tener “todos los derechos reservados” o “ningún derecho reservado”, pasando por una serie de licencias intermedias que permiten muchas más posibilidades. Esta iniciativa surgió en Estados Unidos, en 2003 apareció en España, y ya casi medio mundo tiene asimiladas estas licencias en sus sistemas legislativos y el otro medio empieza a incorporarlas.
Muchos artistas ya han decidido utilizarlas para promover sus obras en Internet y potenciar la posterior compra. Un ejemplo es el del escritor y editor José Antonio Millán, que asegura que quién lee sus historias en la Red luego por comodidad compra los libros. Aunque también se da el caso de artitas que creen en la evolución del arte y dejan las licencias abiertas para que los creativos cibernautas se inspiren en ellos y creen sus propias creaciones artísticas. Esta iniciativa la ha propuesto la Fundación Chabrera, a través de la utilización de licencias CC en su sitio Web.
Las Crative Commons realizan un importante papel en la protección intelectual en Internet, siempre pasando por el beneplácito del propio autor y sin la existencia de un intermediario que se queda con la mitad de esos derechos de autor. La información en la Red es libre y tiene que seguir siéndolo.
Cada texto, cada imagen, cada canción tiene un dueño, alguien conocido o anónimo que ha preferido compartirlo con los demás. Pero los trabajos originales de todas estas personas quedan desprotegidos ante los posibles plagios y copias. Aquí se plantea una disyuntiva: ¿publicar y que tu obra sea conocida (Internet es el mejor medio para ello) u obtener beneficios por ella? Claro que la combinación de las dos es la mejor. Las tecnologías avanzan, y ya hay un sistema que permite colgar los trabajos en la Red y continuar resguardando la autoría, se trata de las licencias Creative Commons.
Son un sistema que permite al propio autor decidir qué condiciones quieren para proteger sus obras. Estas CC, como popularmente se conocen, permiten al dueño de la información decidir si se quieren tener “todos los derechos reservados” o “ningún derecho reservado”, pasando por una serie de licencias intermedias que permiten muchas más posibilidades. Esta iniciativa surgió en Estados Unidos, en 2003 apareció en España, y ya casi medio mundo tiene asimiladas estas licencias en sus sistemas legislativos y el otro medio empieza a incorporarlas.
Muchos artistas ya han decidido utilizarlas para promover sus obras en Internet y potenciar la posterior compra. Un ejemplo es el del escritor y editor José Antonio Millán, que asegura que quién lee sus historias en la Red luego por comodidad compra los libros. Aunque también se da el caso de artitas que creen en la evolución del arte y dejan las licencias abiertas para que los creativos cibernautas se inspiren en ellos y creen sus propias creaciones artísticas. Esta iniciativa la ha propuesto la Fundación Chabrera, a través de la utilización de licencias CC en su sitio Web.
Las Crative Commons realizan un importante papel en la protección intelectual en Internet, siempre pasando por el beneplácito del propio autor y sin la existencia de un intermediario que se queda con la mitad de esos derechos de autor. La información en la Red es libre y tiene que seguir siéndolo.
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