Que la profesión de periodistas no esta pasando por un buen momento, eso es algo que se sabe de hace tiempo. Lo que se acentúa cuando leemos en el texto "cambiar para sobrevivir", de Juan Valera, que según un estudio el 40% de los periodistas de España trabajan en condiciones precarias.
Largas jornadas y los míseros salarios hacen que los periodistas pierdan todo el interés por su profesión, y por hacer un buen trabajo. Aunque muchos se empeñen en buscar soluciones en la vocación, por muchas ganas de hacer un buen trabajo que tengamos, al final te acabas por cansar, y los periodistas, aunque a veces no lo parezcan también son personas.
Y aún nos preguntamos, ¿hacía dónde va la profesión? Los principales problemas que hacen que la desesperación del sector sea cada vez mayor pasan por el intrusismo laboral y el periodismo ciudadano. Y es que, la sociedad ya no confía en ellos, prefieren a la gente de la calle, y al final los periodistas se dedicarán a filtrar lo que dicen los periodistas-ciudadanos.
Se trata de una espiral sin salida de una profesión que carece de unidad y de conciencia común, sólo en algunas ciudades se encuentran sindicatos de periodistas. Por muchos estatutos del periodista que se quieran crear para volver al lugar que se merece el periodismo, éste está cada vez más devaluado, sobre todo, por las malas condiciones de trabajo. Que gran verdad la de Juan Varela cuando dice que la carne de periodista está barata.
Largas jornadas y los míseros salarios hacen que los periodistas pierdan todo el interés por su profesión, y por hacer un buen trabajo. Aunque muchos se empeñen en buscar soluciones en la vocación, por muchas ganas de hacer un buen trabajo que tengamos, al final te acabas por cansar, y los periodistas, aunque a veces no lo parezcan también son personas.
Y aún nos preguntamos, ¿hacía dónde va la profesión? Los principales problemas que hacen que la desesperación del sector sea cada vez mayor pasan por el intrusismo laboral y el periodismo ciudadano. Y es que, la sociedad ya no confía en ellos, prefieren a la gente de la calle, y al final los periodistas se dedicarán a filtrar lo que dicen los periodistas-ciudadanos.
Se trata de una espiral sin salida de una profesión que carece de unidad y de conciencia común, sólo en algunas ciudades se encuentran sindicatos de periodistas. Por muchos estatutos del periodista que se quieran crear para volver al lugar que se merece el periodismo, éste está cada vez más devaluado, sobre todo, por las malas condiciones de trabajo. Que gran verdad la de Juan Varela cuando dice que la carne de periodista está barata.
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